“Soledad,
sequedad.
Tan pobre me estoy quedando,
que ya ni siquiera estoy
conmigo, ni sé si voy
conmigo a solas viajando.”
(Antonio Machado)
Llega la tarde y buscan cobijo, junto a una encina en Extremadura, un pino en Castilla o un roble en León.
“y al llegar la noche en el suelo nos acostamos
De miles de ovejas y de perros rodeados,
Con un gorrón por cabecera
Que felicidad la nuestra el vivir de esta manera-“
(Martín Fierro)
Hoy es fiesta en el pueblo. Los niños esperan su llegada y les acompañan. La alegría es doble. Ver tantas ovejas pasar por su pueblo es algo que sólo pasa dos veces al año, y encima no tienen escuela. Y a la salida del pueblo los pastos soñados durante el viaje.
¡Como en el alto llano tu figura
se me aparece!... Mi palabra evoca
el prado verde y la árida llanura,
la zarza en flor, la cenicienta roca.
Y el recuerdo obediente, negra encina
brota en el cerro, baja el chopo al río;
el pastor va subiendo a la colina;
brilla un balcón de la ciudad: el mío,
(Antonio Machado)
Nuestro pequeño homenaje a los pastores que tanta vida traían a la Montaña y que sólo dejaban soledad a su paso. ¡Hasta el año que viene! Hoy el asfalto capitalino ha vuelto a oler a campo, como cada año y por muchos más.
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