jueves, 8 de julio de 2010

CARAVANA A RIAÑO

Son muchos los ejemplos en Riaño, en casi todas las familias hay alguno. Vecinos que tuvieron que abandonar su casa y marchar a la ciudad, a otro continente, a kilómetros de donde nacieron. La emigración, entendida como el grupo de personas de un lugar que se trasladan su domicilio a otro lugar, ha existido siempre y por diversos motivos: supervivencia, mejora de la calidad de vida, amor, política…

Pero lo que hoy es un derecho según la Constitución de 1987, contemplando la libertad a emigrar, no siempre lo fue. En 1853 se suprimió la ley de emigración que prohibía la salida de españoles a América. Se abrieron las puertas para miles de españoles que, tras depositar cierta fianza, pudieron, salvo excepciones, aventurarse en busca de una nueva vida. Ya en 1907 se eliminó la fianza y pudieron viajar a ultramar (salvo militares, menores de edad y mujeres casadas).

El hambre y la Guerra hicieron que muchos riañeses, tuvieran que buscar salidas. También lo duro de las labores agrícolas y ganaderas. Dormir en Hormas con las vacas en invierno no debía de ser algo fácil. Llegaban a Bilbao desde donde tomaban un barco hasta Cuba, México, Argentina o Venezuela. Viajaban con lo puesto, y sabían que costaría labrarse un futuro. Llegaban a América sin nada. Algunos afortunados encontraron techo y comida a cambio de trabajo. Otros, sin embargo, sufrieron la lejana soledad y el hambre.

"De mi sólo te diré
que en esta noche tan oscura
sólo alcanzo a comprender
mi soledad y amargura"

El cine como testigo de la historia y la sociedad ha reflejado en numerosas ocasiones el fenómeno de las migraciones. La aldea maldita (1930) de Florián Rey, Vente a Alemania, Pepe (1971) de Pedro Lazaga y con la actuación de Alfredo Landa o Un franco, 14 pesetas (2006) de Carlos Iglesias, narran de maneras bien diferentes las historias de emigrantes. Drama o comedia, según la historia particular.

El hecho es que la migración, tanto dentro de España como al extranjero, ha favorecido la despoblación de la Montaña.  Las zonas urbanas en detrimento de las rurales. Pero han surgido divertidas y curiosas iniciativas para tratar de remediarlo. El próximo 17 de julio, unas sesenta solteras dejarán atrás el caluroso asfalto madrileño en busca del amor. ¡Solteros de la zona, vistan sus mejores galas! Como en la película de William A. Wellman, Caravana de mujeres en 1951, sólo que esta vez, en autocar en lugar de en carretas. La organización, el camping de Riaño, ha previsto diversas actividades culturales y sociales, que terminarán con baile hasta altas horas de la madrugada, y quién sabe… si en algo más.

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